miércoles, 9 de septiembre de 2015

lunes, 31 de agosto de 2015



Sobre Jairo Robinson.

 
Existen obras que nos envuelven y llevan a descubrir los pasos que siguió el artista para lograr lo que exhibe. Quizá, en el lenguaje implícito de la pintura abstracta, esta búsqueda nos permite una interpretación más personal de lo que se observa. ¿Qué hay detrás de lo que se puede ver?

Con el metódico trazo de su geometría, Jairo Robinson esconde la pureza de la mancha con que inicia sus pinturas. Construye una composición paciente que recubre, capa tras capa, la espontaneidad del dibujo inicial. Y se permite lograr, en cada nueva línea que antepone a la anterior y en cada cuadrado que envuelve al espacio, cicatrices que dan forma a un nuevo lenguaje. Transformando, incluso sin ocultar lo que quedó debajo, el origen mismo de la expresión.

Y es en esta transformación constante, aquella que brinda estructura al caos, en que nace la identidad de sus pinturas. En su trabajo, cada nueva capa convierte la naturaleza del resultado final, pero sin que ello niegue el origen al cual se debe. En un proceso que rememora, acaso, a la vida misma.

 Por ello, seguramente, el artista llama de manera acertada “Construcciones” a sus obras. Pues son el resultado de cambios constantes en el desarrollo de cada composición.

Así, en el trabajo de Jairo Robinson converge la ortodoxia de la abstracción geométrica en su forma más pura. Pudiendo encontrar en su pincel un acto deferente a la complejidad de las composiciones de Maria Elena Vieira da Silva, al movimiento de Jesús Soto o a los homenajes de Josef Albers. Todo esto presente en la identidad de una pintura que, respetuosa de sus maestros, crea un lenguaje original y de firma diferenciada.

Es decir, la geometría creada por este artista responde a las concepciones de sus antecesores pero sin por ello depender de su influencia. Logrando, así, una conversación sublime que en el arte solo puede ser conseguida ante una obra perpetua.

Alek Brcic Bello




 
 




 


domingo, 26 de octubre de 2014



Cuenta la historia, que una vez le preguntaron a un artista:
¿Que es el arte y como se hace?
La respuesta fue tan simple como profunda: EL ARTE ES MUY FACIL O IMPOSIBLE
Esa verdad, que se dio y se da a lo largo de los años, es la puerta de entrada a un mundo
binario, ese de los 1 y 0 que hoy nos representa y nos lleva al futuro.

En la historia del arte, desde sus comienzos, siempre nos encontramos con dos variantes,
la del informalismo o abstracción pura y la de la representación, hoy los observadores del arte de
Jairo pueden comprender el pasado y el futuro, los 1 y los 0. Pues en su pintura encuentran
esas dos opciones.

Temerariamente nos tomamos el atrevimiento de ubicar a la pintura geométrica como
representativa, lo hacemos basándonos en la definición de Cezanne cuando en 1904 dijo que
la pintura representativa se reduce en dibujar un cilindro, una esfera y un cono, por ese motivo
tomamos a la geometría como el último y máximo elemento de la representación naturalista. El
resto se lo dejamos la abstracción, eso que hoy llamamos informalismo, que nació con Kandinsky.
Aunque estas dos variantes eran preexistentes muchos las tomaron como una opción
revolucionaria de su momento
Tan revolucionarias que los neoplastisistas hablaban de la armonía espiritual y la presencia de
Dios en su arte Pero a su vez los constructivistas rusos hablaban de la ausencia de Dios y el
nacimiento del nuevo hombre.
No era la presencia de Dios ni la ausencia del mismo era simplemente pintura, arte. Ese que
hacían y hacen esos elegidos, los que fueron bautizados con el bálsamo sagrado de Samuel y
nosotros llamamos artistas, los que disfrutamos de sus obras. Pero sin olvidarnos que lo
fundamental del artista es su producto, el hacer.
Y afirmando que no importa si lo que hacen es un cuadro, un objeto, un mural, un dibujo o
cualquiera de las formas de expresión que tiene el arte

Hoy compartimos con quienes están disfrutando de la presente muestra lo que nos representa
la obra de Jairo. Nos centraremos en su hacer, él en cada una de sus obras comienza
comunicándose con el soporte, introduciéndose en él, al igual que esos chamanes de las tribus
ancestrales, donde los artistas informales tomaron su fuente de inspiración.
Pero partiendo de ese principio Jairo se aboca hasta llegar a un orden no arbitrariamente sino
con un gran dominio de lo plasmado, es un creador que va desde el caos al orden. Respetando
las formas sumergidas, dándoles un valor y un sentido que normalmente es difícil encontrarlas,
pero que existen, expresándonos así todo su hacer.

Como dice el poeta Atahualpa Yupanqui “dos puntas tiene el camino y en las dos alguien me
aguarda”  Y eso es lo que encontramos en Jairo: desde su informalismo inconsciente -donde
plasma el alma- hasta su orden geométrico -donde plasma su estética-.
Lo hace como lo hicieron en nuestra América los chamanes que en trance plasmaban las
proyecciones estéticas de sus tribus hasta Jackson Pollock quien toma de estos su método.
Como dijimos dos puntas tiene el camino y en las dos alguien me aguarda.

Será el yin y el yang, será gog o magog será alfa u omega, caos u orden, informalismo o
geometría. Lo que sea es lo que encontramos en Jairo, todo confluye en un solo punto, su arte,
ese que reconforta el alma.

Eduardo Díaz Hermelo
Historiador del Arte (Buenos Aires, 2014).


 
 
 
 
 


C.80.14 / acrílico sobre tela / 180 x 150 cm. / 2014 

C.85.14 / acrílico sobre tela / 180 x 150 cm. / 2014

jueves, 18 de septiembre de 2014